
Extracto del reportaje publicado en Diario de Navarra el domingo 8 de febrero
Juan Jesús Zabalza tiene hepatitis C desde hace 25 años. El 21 de enero, el día que cumplía 51, recibió una llamada: le iban a empezar a tratar con los dos nuevos fármacos contra el virus que los afectados han reclamado con movilizaciones y encierros
Juan Jesús Zabalza Senosiáin cumplió 51 años el 21 de enero. Ese mismo día, el pamplonés, casado y con una hija de 14 años, recibió la noticia de que le habían autorizado el tratamiento con dos de los fármacos de última generación para combatir la hepatitis C. Él se resiste a caer en el tópico y hablar de que aquella llamada del médico fue su “mejor regalo”. “Si lo quieres ver así, bien, pero es muy triste tener que llamar regalo a esto, muy triste”, reflexiona. Está convencido de que “no es una casualidad” que aquel 21 de enero los afectados siguieran encerrados en el Complejo Hospitalario para reivindicar que el tratamiento se aplicara de modo urgente a los casos más graves. Hacía apenas un mes que su hepatólogo le había propuesto tomar sólo uno de los antivirales de acción directa, “creo que era Simeprevir”, combinado con el Interferón.
Él se negó. “Había oído hablar a otros afectados de los efectos secundarios, del malestar, el cansancio y las depresiones, pero lo que más dudas me creaba es que ya hay hepatólogos que lo desaconsejan”, explica. “Solicité que me dieran el tratamiento nuevo”, remarca Zabalza, que desde octubre se emplea como chófer en Cocemfe, la Federación de Personas con Discapacidad Física y Orgánica en Navarra. (..)
Media vida
El virus lleva viviendo en su hígado unos 25 años, la mitad de su vida En 2009, tuvo que ser trasplantado de hígado, y la intervención fue posible gracias a una donación en vida que hizo su propio cuñado. Salió bien, pero el año pasado “la hepatitis volvió a atacar”. “Y cuando eres trasplantado el virus avanza más rápido”. (..)
Pide que la gente se ponga en su lugar, en el lugar de cualquier afectado, para que entienda “la angustia” que se vive pensando que “sí hay un medicamento, pero que no te lo quieren dar” . “Hay gente muy desesperada y la familia también lo sufre, a veces más que uno mismo”. “Sólo pensar que podía tener que pasar por otro trasplante…”, suspira. “Esto ha sido un alivio”.
El componente económico
No tiene ninguna duda de que los hepatólogos tenían antes de que las asociaciones se movilizaran “otras directrices”, y que el componente económico “siempre ha estado encima de la mesa”. “Es increíble que no te curen porque es un producto caro”, se indigna. “A mí el hepatólogo me lo llegó a decir, que el Interferón era más barato”, insiste. “Los médicos se han encontrado con un papelón, porque ni ellos mismos estaban de acuerdo. Creo que se han dedicado a dar largas a la gente para ganar tiempo y nos hemos sentido toreados”, define.
Por eso, se quedó “un poco descolocado” el día de su cumpleaños, cuando recibió la llamada. “No me lo esperaba”. Llamadas como esa, portadoras de buenas noticias, “se están dando en las últimas semanas mucho más” entre los socios de Atehna y otros afectados. “De ahí que pensemos que las movilizaciones han sido un éxito. Hemos sentido mucho respaldo social. Incluso a los Policías Forales que nos desalojaron les fastidiaba sacarnos”.