Unas 130 personas acudieron el pasado sábado a la segunda Cena Benéfica a favor de la Asociación Navarra contra la Fibrosis Quística
El dinero recaudado «ayuda y mucho» a mantener el servicio de fisioterapia respiratoria, «esencial para las personas afectadas»
El éxito de la II Cena Benéfica contra la fibrosis quísitica, o enfermedad del beso salado, ha ayudado «y mucho» al mantenimiento del programa de fisioterapia de la entidad, un servicio que no cubre la sanidad pública y que se convierte en “único arma junto a la medicación para frenar el avance de la enfermedad”. Más de 130 personas se reunieron el pasado sábado en el Restaurante Castillo de Gorraiz en una velada amenizada por Chuchín Ibañéz y los Charros Navarros y que contó con sorteos de regalos donados por empresas y comercios, como cenas románticas con spa o electrodomésticos.
«Una familia no puede permitirse pagar a un fisioterapeuta al menos dos días por semana y es algo esencial para frenar la enfermedad, permitir que el niño haga una vida normalizada y no termine en un trasplante”, explica Cristina Mondragón, presidenta de la asociación. En este sentido, agradece a todas las personas que participaron en el evento, así como a todas las empresas que colaboraron. «Todos ellos han dado un empujón para que podamos seguir ofreciendo este servicio»
La asociación recibe de las arcas públicas unos 8.000 euros, insuficientes para sufragar los casi 20.000 euros que supone la contratación de especialistas que ofrezcan este servicio dos veces por semana a cada afectado. Por ello, «toda iniciativa que sirva para tener recursos económicos es de gran ayuda».
Enfermedad del beso salado
La fibrosis afecta a uno de cada 3.000 nacimientos y cuenta con una veintena de casos en Navarra, la mayor parte niños y jóvenes. Conocida como la enfermedad del beso salado, la fibrosis afecta a pulmones y aparato digestivo, manifestándose principalmente en dificultades para respirar y teniendo como síntoma más evidente un sudor con alto contenido en sal.Actualmente sin cura, la forma de frenar su avance es a través de los medicamentos, tomando cada afectado una veintena de pastillas diarias, y la fisioterapia semanal. “La fibrosis quística ataca al aparato digestivo y a los pulmones por la mutación de un gen, generando en distintos órganos una mucosa que lleva al paciente a una infección crónica, que en casos avanzados puede conducir al trasplante de pulmón. La fisioterapia respiratoria ayuda a liberar esta mucosa, pero sobre todo enseña al propio paciente a detectarla y expulsarla a partir de unos ejercicios”, explica Mondragón